A bordo del autobús de salud, la enfermera y monja Sara Proctor llega a Wimauma, sin falta, el martes de cada semana a ofrecer salud a los trabajadores del campo quienes esperan puntuales la llegada de La Esperanza a la Misión de Guadalupe, la clínica sobre ruedas que ha tratado sus problemas médicos, completamente gratis, desde hace 16 años.
La clínica La Esperanza opera con Caridades Católicas y el apoyo de Allegany Franciscan Ministries y el hospital St. Joseph. Atiende aproximadamente 2,000 pacientes por año.
“La clínica móvil fue idea del obispo Robert Lynch quien lanzó un reto a la asociación de médicos católicos para asistir a los trabajadores agrícolas; se organizaron grupos de estudio para conocer a fondo las necesidades y se encontró que las barreras de acceso a la salud eran tiempo, costo y viaje”, dice Proctor.
La monja, quien también es asistente de médico, asiste a las citas de salud fielmente, pero sabe que los servicios que presta en la clínica móvil son insuficientes comparados con las necesidades de la población. Sabe también que los retos de salud que aquejaban a la población desde hace casi dos décadas continúan siendo los mismos en el 2016.
Datos del censo del 2010 indican que en Wimauma el 34.8 por ciento de la población menor de 65 años no cuenta con seguro médico. El reto de salud en Wimauma se triplica con la llegada de trabajadores del campo que emigran del norte siguiendo los cultivos de fresa y tomate en Florida.
“He visto a familias que como se evaporan sus ahorros mientras tratan de resolver sus problemas de salud, pero una entrada al hospital puede vaciar la cuenta de ahorros que por años han alimentado”, subraya Kathleen Dain, directora ejecutiva de Beth-El Farmworker Ministry en Wimauma.
A través de trabajo conjunto con asociaciones y profesionistas como la clínica Esperanza y Suncoast Community Health Centers, Beth-El ofrece servicios de salud y bienestar para atacar y prevenir problemas de corazón, visión, obesidad y diabetes.
Mediante los programas de bienestar y salud, Beth-El pone especial atención a la concientización sobre nutrición.
El reto de traer servicios de salud a Wimauma se agudiza cuando el mismo porcentaje de población vive en condiciones de pobreza.
Con un solo consultorio o cuarto para exámenes médicos, el autobús de La Esperanza solo tiene capacidad para atender de entre 10 a 15 pacientes durante el horario de 5 a 7 de la tarde que con frecuencia se extiende hasta las 9 de la noche para responder a la demanda de pacientes.
Observando la necesidad en Wimauma, el centro médico de Suncoast abrió sus puertas en Wimauma en el 2014, y con ello también se abrió la oportunidad para que los pacientes que tenían que viajar hasta Ruskin pudieran obtener algunos de los servicios primarios en su propia comunidad, a un precio determinado por el ingreso de los pacientes.
El cargo mínimo por consulta médica es de $15 dólares e incluye rayos X así como laboratorios, y si el paciente no califica para pagar lo mínimo, la consulta se cobra en $91 dólares. La clínica de Wimauma se concentra en atención pediátrica y familiar, pero se apoya en el centro de Ruskin para atender pacientes con necesidades de obstetricia o cuidados prenatales, clases para preparar a las madres para dar a luz, oftalmología o salud de comportamiento.
Del 2014 a la fecha, el número de pacientes que se atiende en la clínica ha aumentado de 10 a entre 75 y 80 pacientes diarios, dijo Janet Alvarado, asistente administrativa de la clínica de Wimauma.Aun cuando en Suncoast ofrecen transporte tres días a la semana para los pacientes que son referidos a la clínica de Ruskin, a seis millas de Wimauma, el transporte sigue siendo un problema fuerte para el acceso a los servicios de salud.
“Tenemos muchos pacientes sin transporte en esta área, y a pesar de que ofrecemos transporte tenemos que recoger pacientes en Ruskin, Apollo Beach y Wimauma y para la hora del regreso de los pacientes, eso significa horas de espera,” dijo Betsy Martínez, administradora de los centros médicos en Ruskin y Wimauma de la corporación
Suncoast Community Health Centers.
“Eso aunado a que medicaid siempre está saturado y es problemático para los pacientes conseguir que vayan por ellos, el transporte sigue siendo un reto de salud en Wimauma”, dijo Martínez. Otro de los retos que implica transporte para los pacientes de Wimauma al acudir a la clínica de Suncoast es la falta de una farmacia. Para comprar medicinas a bajo costo requieren viajar a Ruskin donde Suncoast cuenta con una farmacia completa.
“Tenemos pacientes que se han regresado de otras farmacias donde el costo de la medicina es de entre $60, $80, $150 dólares o más a comprarla en la farmacia de Ruskin donde el tratamiento para un mes les puede salir hasta en $4 dólares, dependiendo de su ingreso”, explicó Alvarado.
Los problemas de salud más severos en Wimauma son la diabetes y la obesidad, de acuerdo a Esperanza Quezada, enfermera certificada en pediatría, en la clínica de Suncoast de Wimauma. Por cada 20 infantes que atiende, 19 sufren de obesidad. La necesidad de establecer clases sistemáticas sobre nutrición en la comunidad es una prioridad, dice Quezada.
Para responder a esta necesidad en Wimauma, el Concilio de Servicios Hispanos del Condado de Hillsborough lleva a cabo clases comunitarias para instruir a las mujeres en la importancia de cocinar saludable.
Rosy Bailey, directora interina de Puentes de Salud de Hispanic Services Council en Wimauma ha hecho su misión educar sobre alimentación saludable. La próxima clase de cocina será dictada en Beth-El Farmworker Ministry, 18240 Highway 301 South, el jueves 27 de octubre de 10:30 a.m. al mediodía.
Zulema Uscanga, de 24 años, administradora del programa de promotoras de salud del Hispanic Services Council en Wimauma supervisa las promotoras de salud y ayuda a coordinar clases de salud sobre diabetes y nutrición; también da clases de cocina para enseñar como cocinar saludable.
Actualmente, cuentan con siete promotoras, una de ellas en Plant City y el resto en Wimauma para llevar información a las familias sobre prevención de enfermedades, información sobre medicamentos y entrenamiento sobre cómo medir el azúcar con el uso de máquinas medidoras de azúcar. Algo tan importante ya que la diabetes es otro de los azotes de Wimauma.
El 50 por ciento de los pacientes que atiende el Centro Comunitario de Salud de Wimauma desde el 2014, reporta problemas de diabetes, señala Alvarado.
Servicio dental, un reto
La salud dental es otro de los retos en la comunidad. Pese a que el centro recibe la visita mensual de un autobús dental en donde se presta atención de salud dental preventiva una vez por mes en la clínica, el número de casos de niños con caries aún sigue siendo un problema. “Es raro ver niños que no tengan picaduras dentales”, comenta Quezada. “Estamos avanzando mucho, pero en Wimauma es necesario una clínica dental en la que se ofrezca el servicio dental completo, desde prevención, limpieza y un servicio dental completo que incluya además la educación a padres para concientizarlos de la importancia de la salud dental de sus hijos”, acotó Quezada.
El autobús dental de Suncoast está programado para ir a la clínica de Wimauma el 10 de noviembre, 5 de diciembre y 1o de enero.
El servicio prestado por el autobús dental en Wimauma es apreciado por el director de la academia de RCMA, Mark Haggett. Suncoast Community Health Center empezó a trabajar con la escuela chárter desde hace seis años como un programa piloto para atender los problemas dentales de los niños con exámenes gratuitos y rellenos para los estudiantes.
Al principio del año, visitan la escuela y examinan los niños, luego programan citas de seguimiento. El autobús visita la escuela 12 veces al año, en promedio.
“Suncoast viene a la escuela, prepara un cuarto con todo el equipo y atienden a los pacientes”, comenta Haggett y añade que espera que el programa no se detenga nunca porque ayuda a los niños y a los padres de familia. Ahora, a dos años de distancia, los planes de expansión para Suncoast están sobre la mesa, dijo Martínez.
“Estamos en pláticas para comprar este edificio que esperamos que sea pronto, pero si no se llega a un acuerdo con el dueño, vamos a empezar a buscar tierra para construir en otro lado”, subrayó Martínez.
Con los planes de expansión de la clínica que esperan cristalicen el próximo año, la posibilidad de abrir una farmacia en Wimauma para ofrecer medicina a bajo costo, también está siendo considerada, comentó Alvarado.
Por su parte, Proctor, quien coordina los servicios de salud en La Esperanza cada martes, también esta convencida de que es necesario ampliar los servicios de salud en instalaciones permanentes en donde se puedan expandir y ofrecer servicios, como salud dental para adultos, que hasta ahora son inalcanzables para los trabajadores agrícolas.
“Me gustaría encontrar una ubicación permanente para la clínica, ahorita estamos en un espacio prestado, y por tanto estamos limitados en lo que podemos hacer y con que frecuencia lo podemos hacer. Necesitamos una clínica permanente en el corazón de Wimauma”, comenta Proctor.
En busca de ubicación permanente
Por lo pronto, Proctor tiene frente a sus ojos una posibilidad: conseguir la vieja estación de bomberos número 22, ubicada en 1120 7th St., para operar ahí la clínica La Esperanza y expandir servicios que por espacio y tiempo no puede ofrecer en el autobús. “Ya empecé a hacer gestiones. Voy a contactar a comisionados del condado de Hillsborough para plantear esa necesidad. Si conseguimos la vieja estación de bomberos, la clínica ampliaría sus servicios con voluntarios que quieren trabajar con nosotros pero no cuentan con las instalaciones para hacerlo”.
Por ahora, La Esperanza ofrece sus servicios en la Misión de Guadalupe en Wimauma y en la Misión de San José en Dover sin costo para el paciente, después de las 5 de la tarde, cuando los agricultores han terminado su trabajo, y los fines de semana.
Los servicios de la Esperanza han evolucionado. Al principio, solo operaban como una
“walk-in clinic”, atendiendo sin citas al primero que llegara. Ahora, hay que hacer citas. A través de los años han aumentado sus servicios, ahora ofrecen exámenes de rutina, exámenes de salud para mujeres, exámenes de papanicolao.
Una vez cada tres meses, un dermatólogo acude a la clínica para atender a pacientes con problemas de piel; un oftalmólogo ve a los pacientes con diabetes e hipertensión quienes necesitan exámenes que requieren la dilatación de la pupila; un ginecólogo atiende a las mujeres que requieren atención ginecológica; además una vez al mes, un médico practica ultrasonidos. “Todos estos servicios gratuitamente Estamos tratando de atender las necesidades reportadas hace 16 años, pero podemos hacer más”, enfatizó Proctor.
De conseguir las viejas estación de bomberos, Proctor acondicionaría un consultorio dental para atender a los adultos. De acuerdo con ella, este servicio es de los más difíciles de ofrecer porque aun cuando cuente con voluntarios, si no tiene las instalaciones, el servicio no se puede proveer.
“Los dentistas requieren una silla, un taladro y otro equipo técnico que normalmente un consultorio médico no tiene. Tengo muchos dentistas que generosamente donarían su tiempo y talento para ofrecer el servicio gratuito a la comunidad de Wimauma, solo necesitamos las instalaciones”, apunto la monja.
Entre otras de las cosas que Proctor quisiera ver implementado al 100 por ciento en el futuro es el concepto de “navegadores de pacientes” para personal capacitado, “alguien de la comunidad que entienda el sistema, con conocimientos básicos de salud lleve al paciente por todas las fases del sistema y que se aseguren de llevarlos del punto A al punto B. Que se aseguren de que el paciente acuda a las citas médicas y el seguimiento de las mismas”, indicó la hermana Sara.
La tarea reclama trabajadores de tiempo completo y que sean parte de seguros porque hasta ahora, los navegadores son pagados por las instituciones de salud y no son reembolsados por los seguros, enfatizó la religiosa, “yo he trabajado con navegadores de salud y funciona”, enfatizó.
Navegantes de salud
El concepto de navegadores de salud es adoptado paulatinamente en Wimauma. Por ahora, la clínica de Suncoast en Wimauma contrató a una trabajadora social para asistir a los pacientes con inscripciones, aplicaciones y seguimiento del seguro de salud desde inscripciones a medicaid, al seguro del mercado de salud y del condado de Hillsborough.
A partir del mes pasado, Judith Hernández está a cargo de asistir a los pacientes de Suncoast en Wimauma para hacer más fácil la navegación por el sistema de salud y evitar que los pacientes busquen por fuera quien les ayude a llenar el papeleo y pagar $15 dólares por el servicio de personas ajenas al sistema de salud.
Bay Care, quien opera en Wimauma también está adoptando el concepto de navegadores de salud. Por ahora, cuentan con cinco navegadores, dijo Elsa Rodríguez, una de las navegadoras, mientras trabajaba en la clínica la Esperanza el 18 de octubre por la noche.
“Tan solo en el 2015, atendimos 35,000 personas que requerían asistencia para inscribirse en el sistema de salud”, dijo.
Wholesome Community Ministries, 16110 US Highway 301 South in Wimauma, es otra organización local que busca cerrar la brecha en servicios médicos en Wimauma. El Pastor Carlos Irizarry de Wholesome Community Ministries tiene muy claro que la salud es prioridad en Wimauma y enfoca sus esfuerzos para trabajar en esa dirección y abrir un nuevo centro de salud en la primavera del 2017.
El nuevo centro contará con especialistas para atender problemas crónicos de salud en el área, un cardiólogo, un neumólogo, un psiquiatra y servicios de trabajo social para evaluar a los pacientes.
Desde el 2008, un año antes de la fundación de la iglesia en el 2009, Irizarry ha organizado ferias de salud en Wimauma cada año, pero ahora se enfocará en un proyecto para atender las necesidades crónicas de salud mental.
Como enfermero registrado, el Pastor Irizarry es también un consultor de salud, observa de cerca conductas de pacientes que han sido diagnosticados con diabetes o alta presión, no toman su medicamento adecuadamente o no comen bien como acciones de autodestrucción resultado de traumas del pasado. “Esto puede ser un problema de salud mental y esto también queremos que sea parte de la nueva clínica porque cuando un mal comportamiento es recurrente habla de un desequilibrio mental”, subrayó Irizarry tras comentar que la nueva clínica que incluya un departamento en salud de comportamiento.
Irizarry ve como una necesidad urgente hacer seguimiento de pacientes para asegurarse que los vacíos en el sistema sean llenados. “Los médicos solo invierten tres minutos de su tiempo para tratar al paciente, pero hasta ahí, no hay seguimiento del paciente, no se sabe si toma o no toma el medicamento y no se sabe si se están curando”, comentó el pastor.
El proyecto del nuevo centro incluye la creación de infraestructura para atender a los jóvenes con programas para después de la escuela, servicios de preescolar que atenderán entre 25 y 30 niños, una cocina con programas de cultivo orgánico de vegetales, una tienda con artículos a precios accesibles para la comunidad y un campo de fútbol para promover el deporte entre la juventud.
Relaciones centradas en el paciente
El modelo de salud en el que trabaja Irizarry está basado en la creación de relaciones con el paciente y el establecimiento de tareas, metas y responsabilidades que el paciente deberá cumplir para la siguiente cita médica.
“La idea es que la consulta médica no termine cuando concluye la consulta, sino que se de seguimiento más allá del consultorio; que no termine con una receta ¿porque cuantas recetas no son llenadas y el paciente termina sin tomar la medicina y por ende sin tratamiento para su enfermedad?”, cuestiona Irizarry.
Irizarry compartió el proyecto de construcción de un centro de salud con médicos que atenderán las condiciones crónicas del paciente, incluyendo el seguimiento del paciente y no quedarse solo en el diagnóstico porque por ejemplo, si se diagnostica a un paciente con hipertensión arterial y se refiere a un cardiólogo, el 80 por ciento de los casos no acuden al cardiólogo, explica Irizarry. Con el nuevo esquema médico que busca implementar, el paciente será el centro del servicio, no el médico. Las metas vendrán directamente del paciente.
La idea de Irizarry es romper con esquemas del servicio médico y adoptar nuevas prácticas que generen un mejoramiento en la salud de los pacientes, empezando por el tiempo que los médicos invierten con los pacientes. “¿Sabe cuanto dura un médico con un paciente? En promedio tres minutos, no hay una relación de médico-paciente; el enfermero o enfermera tiene que continuar con la conversación, pero el médico consulta en breve y se va. Con el modelo que planteamos eso se acabará.
El médico dará consultas integrales que garanticen un mejor servicio y seguimiento después de que el paciente es dado de alta, si obtuvo la receta médica, si está respondiendo bien al tratamiento, si está siguiendo las instrucciones médicas”, apuntó Irizarry.
Así, Irizarry espera que se podrá responder al reto de reducir problemas de salud presentes en Wimauma como el diabetes y la hipertensión.
Muchos planes están en progreso de realización para traer servicios médicos a la población indigente de Wimauma, la cual está principalmente formada de trabajadores del campo.
No obstante, para Quezada, el mejoramiento de salud integral en Wimauma tiene largo camino que recorrer. Primero hay que resolver problemas desde vivienda hasta crear zonas de recreo para fomentar el ejercicio. “No podemos tener 14 personas viviendo en una sola casa. Cuando a uno le da un “rash” (ronchas) a todos los demás también”, indica Quezada.
Si no hay parques, no hay zonas de recreo, eso también afecta a la salud. “Los servicios van de la mano de la salud”, subrayó.
Proctor está de acuerdo.
"Hay mucho por hacer. Y es posible. Hay muestras claras de que se puede hacer”, dijo mientras ejemplificaba con la Misión de San José en Dover, un desarrollo habitacional de 139 viviendas dignas de 2, 3, o 4 alcobas con pagos de renta que empiezan desde $425 al mes. En Wimauma se requiere vivienda asequible para los trabajadores del campo, ¿Si los trabajadores agrícolas tienen ingresos limitados, cómo van a pagar entre $400 y $600 de renta por vivienda?
Muchas de las familias de Wimauma están en modo de sobrevivencia con impactos severos en la salud y alto estrés.
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