Cipriano Mejía escucha atento la charla entre representantes del sector educativo y padres de familia en la cuarta reunión de la serie
Raising Migrant Voices (Elevando la Voz de Migrantes), y toma nota sobre la disparidad que aun existe en servicios educativos para los hijos de los trabajadores del campo.
Redlands Christian Migrant Association (RCMA) fue la anfitriona de dos encuentros llevados a cabo en el marco de la Iniciativa de la Casa Blanca sobre Excelencia Educativa para Hispanos en Ruskin y en Dover la semana pasada que reunió a padres de familia, estudiantes, educadores y negocios agrícolas para discutir las necesidades de las familias migrantes en torno a la educación.
Las reuniones fueron la oportunidad para que los padres migrantes elevaran su voz y expusieran sin miedo los obstáculos que enfrentan cuando tratan de entablar conversaciones con los directivos y administrativos de las escuelas, desde la actitud indiferente de una secretaria que no les da acceso a los directivos y los hace esperar por horas, hasta las barreras de lenguaje con las que se topan cuando llegan a las escuelas y encuentran que el número de empleados que habla español es inexistente o muy limitado.
“Creo que tenemos frente a nosotros un problema de barreras de lenguaje y la necesidad imperante de capacitación cultural para los maestros con el fin de que puedan entender a nuestros niños y puedan ayudar a mejorar su rendimiento”, dijo Mejía.
Mejía, de 30 años, quien radica con su familia en Wimauma, es un padre embajador del programa
Abriendo Puertas, un currículum de liderazgo implementado por
RCMA para empoderar a padres de familia con miras a que se involucren en la educación de sus hijos.
Mejía piensa que hay mucho por hacer para solucionar de fondo los obstáculos educativos de los trabajadores agrícolas.
“Nosotros no solo servimos a los estudiantes, también servimos a las familias. Y el paso que se necesita es que los programas de educación a migrantes estén más alineados con la realidad”, dijo Barbara Mainster, directora ejecutiva de RCMA, y subrayó la necesidad de mayores controles locales de los programas con énfasis en el entrenamiento de maestros con enfoque en aculturación.
Lourdes Villanueva, directora de defensa de los trabajadores del campo de RCMA, está de acuerdo con Mejía. Es necesario que instituyan modelos en que los padres sean parte integral del proceso educativo y tengan peso decisivo sobre lo que va a hacer o no se va a hacer. Hasta ahora los padres son relegados por barreras culturales y de lenguaje.
"Es necesario que se escuche a los padres, que se les entrene y se les den herramientas de liderazgo para que participen en el proceso de educación de sus hijos”, acotó Villanueva.
Es necesario dijo, que se definan funciones y que los promotores migrantes no hagan trabajos que van más allá de su línea de acción como lidiar con problemas de disciplina que en todo caso correspondería a los maestros.
Los retos más grandes para estudiantes y padres
Durante la reunión, los padres de familia reportaron que entre los retos más marcados que los alumnos migrantes enfrentan en las escuelas, son la intimidación por parte de otros, las barreras culturales que implica tener maestros monolingües, el limitado número de trabajadores bilingües en las escuelas y la falta de accesibilidad de directivos escolares para entablar conversaciones con los padres de familia sobre el progreso o los desafíos en la educación de sus hijos.
Los padres reportaron malas experiencias en escuelas desde Wimauma y Ruskin hasta Dover y Plant City en donde sus hijos han sido víctimas de presiones por los otros estudiantes porque no usan ropa “de marca” o se burlan de los niños por ser hijos de trabajadores del campo. De los propios profesores, reportaron que la inclinación a subrayar cosas negativas de los niños en lugar de enfocarse en comportamientos positivos.
Aurora López, una de las madres, expresó su frustración porque lo único que escuchaba de la maestra de su hija en la primaria de Ruskin eran “cosas malas y negativas”. Mejía comentó, “Mi hija llegaba a la casa quejándose porque los niños se burlaban de ella porque no usaba ropa de marca”.
Algunas escuelas han tomado cartas en el asunto y han implementado como obligatorio el uso de uniforme. Javier Hernández, padre de familia, dijo que desde que en la primaria en Ruskin se hizo obligatorio el uniforme, se ha dado un giro de 360 grados y los niños ahora se sienten más unidos e identificados.
Tras escuchar las experiencias no gratas de padres migrantes en el sistema escolar, Cleo Rodríguez, Jr. Director Ejecutivo de la
Asociación Nacional Migrant Seasonal Head Start, dijo, "no podemos argumentar contra esto. Esta es la percepción de los padres de familia” y urgió a tomar acciones conjuntas para terminar con el acoso escolar, las barreras del lenguaje y culturales que existen y van en contra de las comunidades migrantes.
Villanueva por su parte expresó su desencanto por los problemas que aquejan a los estudiantes hijos de agricultores y equiparó las situaciones a las mismas que ocurrían hace 30 años.
“Me da mucha tristeza que no hayamos avanzado gran cosa. En verdad seguimos igual que hace 30 años. Yo sufrí lo mismo por lo que están pasando estas familias. También a mi me tuvieron horas esperando por una respuesta cuando iba a abogar por mis hijos a la escuela”, comentó.
No obstante, calificó de muy positivo el acercamiento de las asociaciones nacionales y de la Casa Blanca en busca de soluciones a los problemas de educación de los migrantes y espera que haya seguimiento a los retos presentados en las mesas redondas. “Ojalá que se tome en cuenta y en serio lo que se presentó y que haya seguimiento. Que nos comprometamos de lado y lado para mejorar la situación de todos los niños pero en especifico de las familias migrantes”, dijo Villanueva.
Villanueva espera que el grupo que vino de Washington a escuchar las necesidades educativas en Florida pueda impulsar decisiones y que el resultado no se quede solo en eso, un reporte.
Líderes de la educación buscan soluciones
Carol Mayo, Supervisora de
programas educativos para migrantes en el condado de Hillsborough, respondió a los padres de familia que “no hay excusa que justifique lo que está ocurriendo y que no debería estar pasando” y ofreció tomar medidas encaminadas a resolver las barreras educativas como la del idioma en las escuelas públicas.
“Tengo un grupo de líderes en la parte este del condado y ahora estamos formando uno en la parte sur del condado. Básicamente enseñamos a los padres como ser defensores de sus hijos, les enseñamos todo acerca del sistema escolar, a quien deben acudir para resolver problemas en el sistema escolar y los llevamos a una reunión de la directiva del distrito escolar. Acabamos de contratar a una persona para que lideré los esfuerzos, contacte a los padres y empiece a hacer citas para organizar el grupo”, indicó Mayo.
La idea es que un representante de cada escuela participe en ese grupo para discutir y solucionar problemas que aquejan a los padres de familias. “Mi meta con el grupo de liderazgo es darle la oportunidad a los directivos de las escuelas de llegar a los padres de familia y arreglar los problemas”, dijo Mayo.
Alejandra Ceja, directora ejecutiva de la Iniciativa de la
Casa Blanca en Excelencia Educativa para hispanos, explicó que la reunión en Florida es una de las que han sostenido en el país con enfoque en las familias agrícolas, “fue una buena oportunidad para escuchar de los padres sobre lo que está funcionando y los retos, y más importante tener a los representantes del distrito escolar para responder como podemos trabajar juntos”, indicó.
Pero al final del día, la conversación en Florida fue similar a otras que han tenido en otras partes del país. “Tenemos que invertir en los estudiantes hispanos, en la educación en que los padres se involucren más y trabajar juntos como comunidad, no podemos hacerlos solos”, dijo Ceja.
Por lo pronto, adelantó que van a trabajar en un reporte con recomendaciones para la próxima administración con énfasis en los problemas más comunes que tienen que ver con la cultura, el idioma y el acoso escolar. El reporte estará listo en diciembre.
Delia García, enlace de la Asociación Nacional de Educación, tomó nota de las expresiones de los padres de familia y habló del compromiso de trabajar en conjunto para obtener mejores resultados en el proceso de educación.
Villanueva insistió en que es necesario tomar acciones estructurales que hagan más fácil el acceso a la educación a los niños de padres migrantes que en Florida en temporada alta llegan a 8 mil en RCMA y que precisamente se tome en cuenta la condición de migrantes para hacer ajustes en el proceso educativo dirigido a ellos.
Es necesario que se remedien situaciones como la expuesta por Filomena Ramírez de Plant City en donde una de sus amigas migrantes tuvo que dejar a su hijo en Michigan porque en la escuela preparatoria Strawberry Crest en Dover le dijeron al joven que si llegaba a la escuela cuando las clases ya habían empezado, que ni se preocupara porque no iba a pasar de grado.
“Eso es una tragedia y totalmente inaceptable. ¿Cómo una madre tiene que dejar a su hijo en otro estado porque al estado al que tiene que migrar por razones de trabajo ya de antemano rechazaron a su hijo por su condición de migrante?”, cuestionó Villanueva.
Empresarios agrícolas locales toman acción para ofrecer becas
Durante el segundo día de sesiones se llevó a cabo una mesa redonda con propietarios de campos agrícolas, instituciones de educación superior como la Universidad del Sur de Florida en donde se discutieron los esfuerzos por hacer más accesible la educación superior para los hijos de trabajadores migrantes.
Hasta ahora, USF cuenta con una dotación (
endowment) de 3 a 4 millones que anualmente se distribuye en becas que hasta ahora llegan a 100 mil dólares en beneficio de 25 a 30 estudiantes que actualmente persiguen sus carreras universitarias.
Otros esfuerzos se llevan a cabo por parte de propietarios de campos de cultivos como Wish Farms.
“En 1997 USF me contactó para proveer fondos para el fondo de graduación del programa de preparatoria. Cuando fui a ver a Ann Craston-Gingras me dio un tour. Yo pregunté ¿qué pasa con estos jóvenes una vez que terminan sus estudios de preparatoria, van a la universidad? y ella contestó, ‘no ellos tienen que regresar a los campos de cultivo porque no pueden pagar sus estudios universitarios. No tienen dinero. Y yo dije, ¡eso es terrible! Les presenté la situación a los cultivadores de tomate y ellos tomaron el reto.
Desde principios del 2000 empezamos a hacer actividades para recaudar fondos y se reunían entre 60 y 70 mil dólares al año y todo se destinaba a becas para estudiantes hijos de agricultores. Hace cuatro años cambiamos la estructura y ahora tenemos lo que es conocido como el reto de pizcar fresas y se reúnen alrededor de 80 mil dólares al año en beneficio de RCMA”, dijo Gary Wishnatzki, propietario de
Wish Farms.
“Es muy bueno saber y escuchar a los estudiantes que se están beneficiando con las becas y con las acciones de RCMA. Estamos haciendo lo correcto, colaborando con la comunidad, con la gente que trabaja duro, con la gente que hace el trabajo que nadie más quiere hacer”, enfatizó Wishnatzki.
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