Las clases de cocina se sumaron al programa durante los dos últimos meses con resultados notables, comentó Uscanga.
“Las herramientas y el conocimiento que les damos aquí, las señoras lo replican en casa y con ello el impacto de las clases en las familias es más grande, las mamás cocinan y las familias comen saludable”, comento´ Uscanga quien estudio una maestría en salud pública con enfoque en nutrición y aculturación en poblaciones latinas especialmente mexicanas.
Jilue Johnson, de 43 años, también está feliz con sus nuevos conocimientos sobre nutrición y cocina. “Yo no sabía lo que se podía hacer con los garbanzos. Ahora, yo misma hago mi propio humus o paté de garbanzos”, comentó.
Nuria Leyva, de 73 años y originaria de Cuba, comentó que está aprendiendo y adoptando los nuevos conocimientos poco a poco.
“En Cuba no se utiliza este estilo de cocina, pero yo lo estoy adoptando, ya no preparo tanto comida frita y uso muy poco el aceite, he incorporado muchos vegetales a mi dieta y a mis tres hijos también les está gustando el cambio”, comentó.
Elba De Méndez, venezolana de 80 años, y su hija Shenay Mendez de 39 años, también toman las clases de arte culinario y aunque ya conocían muchos de los ingredientes que se utilizan en las recetas, no conocían las combinaciones de granos y verduras.
Velia Huitron, de 52 años, es una de las promotoras de salud e instructoras de la clase de cocina. “Se les comparten conocimientos sobre la importancia de una dieta balanceada con proteínas, carbohidratos; con verduras, carnes asadas o al vapor, además de maneras fáciles de preparar la comida”, comentó Huitron.
Pero el programa de educación nutricional no para en la clase de cocina y los conocimientos sobre la importancia de una dieta balanceada. También se les enseña a leer las etiquetas e identificar si los niveles de sodio o grasas en los ingredientes o comidas son los recomendables. “Les decimos de la importancia de comprar las porciones de carne sin exceso de grasa y a verificar el contenido de sodio cuando compramos carnes frías”, enfatizó Huitron.
“También les enseñamos a como comprar inteligentemente y con un presupuesto bajo”, dijo Uscanga al tiempo de explicar que el programa
Comprando Rico y Sano también es parte del proyecto general de nutrición que implica salir al supermercado con las 10 o 12 familias participantes y entrenarlos a como, con cinco dólares, pueden crear un menú saludable para una comida.