Cuando Marcela Estévez Ancira inició su trabajo como diplomática en México, nunca se imaginó que su destino estaría en Florida, sirviendo en el campo de la educación; nunca se imaginó que sería pieza esencial en las escuelas chárter primaria y secundaria de Redland Christian Migrant Association (RCMA) en Wimauma, que proveen educación y cuidado para los hijos de trabajadores del campo y familias de bajos ingresos.
El trabajo de Estévez, como directora de asuntos estudiantiles en las academias
RCMA en Wimauma, la llevó más allá de la asesoría a estudiantes, también se enfoca en fomentar que los padres de familia se involucren en el proceso educativo de sus hijos. “Trabajo con aproximadamente 180 padres de familia y todos participan”, indicó Estévez.
El trabajo de “uno a uno” que Estévez lleva a cabo en Wimauma no solo ha contribuido a cambios en la estructura académica de las escuelas chárter de Wimauma, también ha generado reconocimientos por su éxito a nivel estatal, logrando una “A” en los resultados FCAT por lo menos seis veces en los años que Estévez lleva trabajando en Wimauma. Y este año, solo una escuela en la costa occidental de la Florida recibió un resultado FCAT mejor que la RCMA Academy de Wimauma en el área de matemáticas del tercer grado escolar — Pine View Academy para estudiantes superdotados en Osprey, en el sureste del condado de Sarasota.
Además, la labor de Estévez ha resultado en un comportamiento nuevo de muchos padres de familia que en lugar de continuar con su vida nómada como lo exige su trabajo agrícola, prefieren establecerse en Wimauma para darle continuidad a la educación de sus hijos. “Es lo mejor que nos puede pasar, que los padres de familia se establezcan aquí para lograr que sus hijos tengan continuidad en la educación. Ya tenemos ejemplos de familias que han hecho el sacrificio de quedarse aquí para que la educación de sus hijos no sufra”
Estévez empezó su trabajo en las escuelas de RCMA en el 2002 y su contribución en la implementación de cambios en la estructura académica ha incrementado el número de alumnos. De 80 estudiantes que tenían en el 2002, la matricula ahora ha aumentado a 300 estudiantes de ambos niveles, primaria y secundaria.
RCMA Wimauma Academy es una escuela chárter pública gratuita en el condado de Hillsborough que sirve a estudiantes desde kindergarten a quinto grado; ubicada en las mismas instalaciones, la escuela secundaria RCMA Leadership Academy ofrece educación del sexto al octavo grado. Las escuelas chárter operan independientemente y reciben más flexibilidad en sus operaciones que las escuelas públicas a cambio de más responsabilidad en su rendimiento académico.
Las escuelas chárter surgieron a iniciativa de RCMA cuando se dieron cuenta que los niños que asistían a los centros de RCMA no tenían el idioma inglés y estaban en desventaja cuando pasaban a la escuela primaria y en muchas ocasiones por la falta del idioma eran etiquetados como niños con deficiencias, explicó Estévez.
“Eran niños súper inteligentes pero que no tenían las bases y entonces Bárbara Mainster, directora ejecutiva de RCMA, decidió que necesitaba abrir una escuela para que esos niños pudieran seguir adelante y por fortuna me invitó a ser parte del proyecto,” enfatizó la entrevistada.
El trabajo de Estévez siempre ha estado inclinado hacia lo social.
Desde que inició su carrera diplomática en Nogales, Arizona y probó los sinsabores por los que pasan muchos inmigrantes, supo que su misión de vida estaba con la gente, con las comunidades.
Una de las experiencias del trabajo diplomático que más llenaron a Estévez profesionalmente fue trabajar en la misión de México en Nueva York, “trabajar frente a las Naciones Unidas fue un sueño, algo divino. Fui muy afortunada”, comenta Estévez. Desde los 90’s, Estévez tuvo un papel muy activo en puestos diplomáticos claves, trabajó en el consulado de Georgia y al lado del entonces cónsul Teodoro Maus organizó la olimpiada cultural y mostró al mundo lo más bello de la cultura mexicana, desde exhibiciones del museo de antropología, música, danza y múltiples expresiones culturales.
Su destino hacia Wimauma se fue escribiendo cuando la trasladaron a trabajar en el consulado mexicano en Orlando a finales de 1996 donde trabajó muy de cerca con las comunidades mexicanas en el exterior. Fue ahí donde hizo la conexión con RCMA; Estévez tenía a su cargo los programas de educación, “hacíamos intercambio de maestros, programas deportivos y culturales. Y con el tiempo conocí más de fondo a RCMA y me enamoré de la organización”, enfatizó Estévez.
“Y para mi buena suerte Barbara Mainster, directora ejecutiva de RCMA, me ofreció trabajar en la escuela de Wimauma. La oferta llegó en el mejor momento, yo estaba buscando estabilidad. Cuando al principio de mi carrera diplomática lo que quería era viajar por el mundo, en ese momento con dos hijos, buscaba establecerme en un sitio y este fue perfecto”, comenta Estévez.
La educación en las academias RCMA se da en inglés y se sigue el mismo programa y calendario escolar del departamento de educación. Estévez empezó a trabajar en RCMA en el 2002 y al principio prácticamente vivía en la escuela, ella y su esposo Daniel Oceguera tomaron las riendas de la escuela y dedicaban su tiempo completo con horarios que iniciaban desde temprano por la mañana y hasta la medianoche. “Aquí pasábamos hasta los fines de semana, pero valía la pena porque estábamos levantando la escuela. Mi esposo estuvo como director de la escuela cerca de ocho años”, comentó Estévez.
El trabajo duro da resultados
Cuando Estévez empezó en RCMA, la escuela no tenía transporte estudiantil, pero su esposo y ella insistieron en comprar autobuses para poder traer a los niños a la escuela y aumentar la matrícula. “La escuela es de opción y si no se cuenta con transporte, los niños simplemente no vienen porque la escuela está lejos y además no es accesible para llegar a ella caminando. Y si otras escuelas públicas llevan a los niños hasta la puerta de su casa, la escuela de RCMA no tendría niños. Íbamos a perder niños. Los autobuses son necesarios”.
Después de mucha insistencia, el primer autobús fue autorizado. Ahora las academias RCMA cuentan con cuatro autobuses grandes y dos medianos.
Para Estévez la clave del éxito de la escuela es su estructura como chárter porque aunque recibe fondos públicos y sigue el sistema y programas de la educación pública, también tiene la libertad de poner en práctica ciertos programas que dan más ayuda a las familias, por ejemplo la comunicación.
Estévez trabaja con 180 padres de familia, el 98 por ciento son latinos y casi todos mexicanos.
“Esta escuela es diferente porque estamos pendientes de cada uno de los niños, les damos ayuda cuando la necesitan, les hablamos cuando empiezan a fallar, buscamos la razón por la que los niños tienen ciertas conductas, estamos en comunicación con los padres todo el tiempo. Aquí la escuela no se acaba cuando los niños se van a su casa. Hay comunicación continua con los padres y seguimiento del desarrollo de los niños en su casa”, acotó Estévez.
En las academias de RCMA los padres deben participar activamente en la educación de los hijos; hay sesiones que son obligatorias, pero además hay clases para padres, en donde además tienen el programa de padres comprometidos, y el programa de Abriendo Puertas que se enfoca en conocer las necesidades de los padres y encontrar la manera de apoyarlos para que puedan a su vez ayudar a sus hijos.
“Que los padres no se sientan inferiores porque no hablan inglés y no tienen esa ventaja. Sino al contrario, que transmitan a sus hijos la importancia de que sepan hablar español para que no se pierda y para que puedan comunicarse entre ellos. Qué pasa cuando un padre solo habla español y su hijo se olvida de hablar español y se dedica a hablar inglés? Es una tragedia porque no hay comunicación en la familia”.
Implementando mejores prácticas
El trabajo de Estévez no pasa desapercibido. Lourdes Villanueva, directora de área de RCMA la tiene en alta estima. El trabajo de Marcela ha sido decisivo en el avance de las escuelas chárter de Wimauma. De experimentar modelos de estructura académica hasta el envolvimiento de padres de familia y voluntarios.
Para Villanueva el trabajo de gente como Estévez ha revolucionado el avance de las escuelas de RCMA. Al principio el concepto de escuelas chárter era totalmente nuevo en esa parte del condado de Hillsborough, ahora la escuela de RCMA en Wimauma es reconocida por sus programas y sus estudiantes, dijo Villanueva.
Desde su inicio, las escuelas chárter RCMA han tenido muchos cambios tratando de encontrar el mejor modelo. Al principio ofrecían pre-kinder a tercer grado, luego de sexto a octavo; cuando los niños de tercero salían se iban a otra escuela y se perdía la continuidad. Entonces se decidió empezar desde kindergarten hasta octavo grado.
“Ahora tenemos escuela los 12 meses del año – tenemos curso de verano – los niños leen, tienen matemáticas y van a otros programas. La escuela se ha dado a conocer por su calidad en los programas”, dijo Estévez.
Orgullosa de su trabajo, Estévez enumera la serie de programas que hacen únicas a las académicas de RCMA, “tenemos el programa para las niñas de secundaria de Girl Stories patrocinado por Power Stories, un programa de liderazgo para que las estudiantes puedan contar su historia, trabajar en equipo, escribir y exponer su propia historia. Es un programa de autoestima muy bueno. Además tenemos el programa con el folclorista mexicano David Peñaflor para promover las raíces culturales y reforzar el español, también tenemos charlas educativas sobre tráfico humano y un programa de arte relacionado al tema; hay niños becados con el Old Fire House Cultural Center y cada semana asisten a clases de arte alrededor de 10 niños, también hay un programa de lectura con United Way".
Y mientras enumera la serie de programas que se realizan en la escuela de RCMA, Estévez también revela que se siente realizada trabajando en una escuela que está dejando huella, con impacto social.
Estévez, quien trabajó para Alfonso García Robles, premiado con el Nobel de la Paz 1982, ya no es intermediaria para gestionar programas del consulado mexicano en la escuela donde trabaja, ahora es ella quien trabaja directamente con los estudiantes, los padres y la comunidad. Porque su trabajo no es solo un trabajo, es una labor con sentido social. “A mi no me importa lo que yo saque de aquí personalmente. Con un niño que salga adelante de aquí, con eso es más que suficiente. La verdad tenemos niños que si no hubieran estado aquí, se hubieran perdido”, puntualizó Estévez.
María Vargas, de 42 años, conoce a Marcela Estévez de cerca. Madre de cuatro hijos, ella es testigo de los avances y del impacto de las academias de RCMA en Wimauma. Cuatro de sus hijos han pasado por esas aulas y su mayor orgullo es presentar la foto de su hijo Ignacio Vázquez quien recientemente se graduó de ingeniero de la Universidad del Sur de la Florida.
Vargas trabaja en intendencia y es también conductora de un autobús de la escuela de RCMA. “Tener esta escuela en Wimauma es una bendición”.
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